ÉPOCA DE ORO DEL CINE MEXICANO

La época de oro del cine mexicano es un período en la historia del cine mexicano comprendido entre 1936 y 1959, en que la industria fílmica mexicana alcanzó altos grados de calidad en la producción y éxito económico, además de haber obtenido un gran reconocimiento a nivel internacional, convirtiéndose en el centro de las películas comerciales de Latinoamérica y habla hispana.

Cine de Rumberas, en la llamada ÉPOCA DE ORO DEL CINE MEXICANO

En 1939, durante la segunda guerra mundial (1939-1945), la industria cinematográfica de Estados Unidos y Europa recibió un gran golpe, ya que los materiales, anteriormente destinados a la producción de cine ahora estaban destinados a la nueva industria armamentista. Muchos países empezaron a enfocarse en la realización de películas de guerra, dejándole la oportunidad a México de producir películas comerciales para el mercado mexicano y latinoamericano. Este ambiente cultural favoreció el surgimiento de una nueva generación de directores y de actores considerados hasta la fecha, iconos en México y en los países hispanohablantes.

CINE MUSICAL Y CINE DE RUMBERAS

El cine musical en México estuvo fuertemente influido por la música folclórica o música ranchera. Estrellas como Pedro Infante, Jorge Negrete y Antonio Aguilar realizaron decenas de cintas del género ranchero que sirvieron como plataforma para promover la música mexicana.

Las canciones de importantes compositores como Agustín Lara o José Alfredo Jiménez sirvieron como base para los argumentos de numerosas películas.

Libertad Lamarque, Argentina también se destacó por la realización de cintas donde la música y las canciones eran las protagonistas principales.

La música tropical, que estuvo de moda en México y en América Latina desde la década de 1930, también se plasmó en el cine mexicano. Numerosas revistas musicales se realizaron en la décadas de 1940 y de 1950. En dichas producciones, era común ver a figuras como los internacionales Dámaso Pérez Prado o Toña la Negra hasta Rita Montaner, María Victoria o Los Panchos.

Sin embargo, el cine musical en México estuvo representado sobre todo por el llamado CINE DE RUMBERAS , una curiosidad fílmica exclusiva de México, dedicado a la exaltación fílmica de la figura de las «rumberas» (bailarinas de ritmos musicales afrocubanos). Las principales figuras de este género fueron cuatro cubanas y una mexicana: María Antonieta Pons, Amalia Aguilar, Ninón Sevilla y Rosa Carmina, y la mexicana, Meche Barba. Entre 1938 y 1965, se realizaron más de un centenar de películas de este tipo.

Durante la guerra, la industria del cine de Francia, Italia, España, Argentina y Estados Unidos, se centró en películas de guerra, lo que hizo posible que la industria cinematográfica mexicana, con temáticas mucho más versátiles, se convirtiera en dominante en los mercados de México y de América Latina.

ESPLENDOR 

El cine mexicano continuó realizando obras de espléndida calidad a fines de los 1930’s y principios de los 1940’s y comenzó a explorar géneros como la comedia, el romance y el musical. En 1943, Flor silvestre Película, reunió a un equipo cinematográfico conformado por el director Emilio Indio Fernández, el fotógrafo Gabriel Figueroa Mateos, el actor Pedro Armendáriz y la actriz Dolores del Río. Las cintas María Candelaria y La Perla, son consideradas obras cumbre de Fernández y su equipo, y llenaron al cine mexicano de un enorme prestigio, paseándose a nivel mundial en importantes festivales cinematográficos (María Candelaria fue galardonada en 1946 con el Premio del Grand Prix del Festival de Cannes, el nombre anterior de la Palma de Oro, siendo la primera película de habla hispana en obtenerlo). Por su parte, «La Perla» fue galardonada con el Globo de Oro de la industria fílmica estadounidense, siendo la primera cinta hispana en recibir dicho reconocimiento.

El cine mexicano en su época de oro, imitó el StarSystem que imperaba en Hollywood. De esta manera, y a diferencia de otras industrias fílmicas, en el cine mexicano se comenzó a desarrollar el «culto al actor», situación que propició el surgimiento de estrellas que causaron sensación en el público y se convirtieron en auténticos ídolos, de una forma muy similar a la de la industria fílmica estadounidense. Sin embargo, a diferencia de lo que sucedía en Hollywood, los estudios cinematográficos mexicanos nunca tuvieron un poder total sobre las grandes estrellas, y esto permitió a estas brillar de una forma independiente y desarrollarse en una enorme multitud de géneros, principalmente las figuras surgidas en el cine mexicano en la década de los 1950, mucho más versátiles y completas que las de la década previa.

Luego de desarrollar con notable éxito esta categoría musical con las llamadas «cinco reinas del trópico«, los aztecas continuaron con el Cine Negro y por último el Cine de Terror y Fantasía, con los que también se lucieron ante el mundo.